MADRID.-Si usted es un aficionado a los deportes del motor, y más en concreto al automovilismo, seguramente ya habrá hecho sus primeros ‘pinitos’ a los mandos de un ‘kart’. La proliferación de los circuitos al aire libre e ‘indoor’, así como los precios relativamente económicos de las tandas nos permiten disfrutar de inolvidables sensaciones durante algunos minutos.No obstante, si estas experiencias le saben a poco, desde aquí le proponemos avanzar un paso más. En este caso se trata de cambiar los pequeños trazados por otros de verdad y sustituir el kart por un auténtico monoplaza. Esta propuesta viene de la mano de la Fórmula BMW Experience que permite, por un precio de 1.395 euros, que nos convirtamos en auténticos pilotos… al menos por un día.
El precio incluye todo lo necesario para que esta prueba sea inolvidable. Desde la indumentaria oficial de BMW -mono ignífugo, guantes, botas de competición y casco-, hasta los cursos teóricos impartidos por expertos como Javier Villa, un asturiano de 19 años que ya ha saboreado las mieles del éxito en la GP2, con una victoria el pasado domingo en Magny Cours. Lo único que tendremos que poner de nuestra parte es el traslado al circuito y el alojamiento, si fuera necesario. Sin embargo, para que la mayoría de los aficionados puedan cumplir este sueño, la firma alemana ha reservado varias citas en los circuitos más importantes: Ricardo Tormo (9 y 10 de julio y 2 de octubre), Jerez (2, 3 y 4 de noviembre) y Jarama (14, 15 y 16 de septiembre).
Para conocer de primera mano estos cursos avanzados EL MUNDO acudió a la inauguración de la Fórmula BMW Experience en el circuito de Cataluña a principios de junio. Una vez uniformados y tras recibir la imprescindible teoría nos disponemos a la toma de contacto con el monoplaza.
Un Fórmula 1 a escala
Dentro del box, lo primero que llama la atención es su estética. ¡Es como un Fórmula 1! Aunque eso sí, a escala. Cuenta con un chasis de fibra y kevlar realizado por Mygale, una carrocería también de fibra -con un deflector delantero y un alerón trasero- y un esquema de las suspensiones de doble triángulo. El volante, que retiraremos para introducirnos en el habitáculo, incluye un 'display' con la marcha seleccionada y, en la parte superior, una fila de 'leds' de diferentes colores que nos indica el momento idóneo para cambiar de velocidad.
Los monoplazas cumplen con los estándares más exigentes en materia de seguridad, impuestos por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Entre ellos destacan los cinturones con seis puntos de anclaje, una jaula de seguridad, el sistema Hans para proteger el cuello y la nuca, y el asiento de salvamento Fors, que permite rescatar al piloto sin que sufra daños en la columna.
El motor es el de la BMW K 1200 RS. Esta mecánica de cuatro cilindros y 1,2 litros ofrece 140 caballos a 9.000 revoluciones, una cifra considerable si tenemos en cuenta los 465 kilos que pesa el monoplaza. Esta ligereza le permite acelerar de 0 a 100 km/h en menos de cuatro segundos y alcanzar los 230 km/h.
Empieza la acción y comenzamos a sufrir. Para introducirnos en el reducido habitáculo tenemos que realizar un ejercicio de contorsionismo. Una vez conseguido, la sensación es agobiante, una situación que se agrava por el calor que provoca el mono y las altas temperaturas del asfalto y del motor.
Para aclimatarnos al cambio -de seis velocidades y accionamiento secuencial-, y al volante, hacemos unas primeras maniobras en la recta principal, para después comenzar a rodar en el trazado corto de Montmeló, siguiendo la trazada impuesta por un Z4 M. Una vez que se retira este 'safety car' de calle, comenzamos a dar rienda suelta a todo lo aprendido. En la primera frenada, tras la larga recta, comprobamos el potencial del monoplaza, apurando hasta la señal de cincuenta metros. Llegados a la curva nos invade una sensación de nobleza: el vehículo sigue la línea marcada. Sólo perdemos la zaga tras cometer el error de levantar el pie del acelerador en pleno apoyo.
Un pequeño contravolante, aceleramos de nuevo y el cuerpo se pega al asiento. Enlazamos dos nuevos virajes, para llegar a la curva Campsa, donde tendremos que realizar un gran esfuerzo con el cuello para mantenerlo recto. Una nueva recta y después otra gran apurada antes de la curva de La Caixa, una de las más difíciles.
La aceleración es bestial y el paso por curva en Sabadell, New Holland y en la nueva 'chicane' se realiza a una velocidad de infarto, para lograr así una mayor punta en la recta. Después de 30 minutos, la bandera de cuadros nos indica que esta inolvidable prueba ha finalizado.
La escuela de Ralf Schumacher, Nico Rosberg y Christian Klien
Unos privilegiados. Así es como se sentirán aquellos que reserven su plaza en uno de estos monoplazas. Los cursillistas no sólo podrán experimentar las sensaciones que provocan estos vehículos de competición, sino que además ocuparán el mismo asiento que tuvieron en su día pilotos de la talla de Ralf Schumacher, Nico Rosberg y Christian Klein. Otro de los estandartes de esta Fórmula BMW es Sebastian Vettel, el sustituto de Robert Kubica que logró una meritoria octava posición en su debut en el pasado Gran Premio de Estados Unidos, en el circuito de Indianápolis. Todos estos pilotos -ahora en la elite de la Fórmula 1- pasaron en su momento por las aulas de la Fórmula BMW, una competición monomarca de iniciación que se disputa en Alemania, Gran Bretaña, Asia y Estados Unidos.
La temporada consta de un número diferente de carreras. Así, mientras que en Estados Unidos están programadas 14 competiciones, en Asia se celebran 22. Una vez acabadas las pruebas se celebra una gran final -que el pasado año fue en el circuito Ricardo Tormo- dónde sólo compiten los mejores de cada país o continente.
El ganador de esta última fase podrá subirse a los mandos de un BMW Sauber F1, el actual monoplaza de Nick Heidfeld y Robert Kubica para realizar unas pruebas. Si los resultados de las mismas son los esperados, pasará a formar parte de la cantera de la escudería. Más información sobre la Fórmula BMW Experience en el teléfono 902 44 44 73.