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Desde 59.900 euros
- Llega en septiembre y a partir del próximo mes de junio se admitirán pedidos Los cambios afectan fundamentalmente a la parte mecánica
- Hay una importante evolución en los motores, tanto de gasolina como diésel
- Mejoran su rendimiento en cuanto a potencia, prestaciones y consumos
A partir del próximo mes de junio se admitirán pedidos para los nuevos BMW X5, aunque las primeras unidades no llegarán a los concesionarios hasta septiembre. Los cambios respecto al modelo actual son apenas perceptibles en el plano estético y afectan fundamentalmente a la parte mecánica, donde hay una importante evolución en todos los motores, tanto de gasolina como diésel, que mejoran su rendimiento no sólo en cuanto a potencia y prestaciones sino también en lo que se refiere a consumos y emisiones contaminantes.
Además, la nueva generación de uno de los precursores en este segmento de todocaminos de lujo, que apareció en 1999 y que desde entonces ha tenido tal éxito que está a punto de fabricarse la unidad un millón en la planta de Carolina del Sur en la que se construye, vendrá equipada de serie en todas sus versiones con la excelente transmisión automática de ocho velocidades estrenada recientemente en otros vehículos de la marca.
Las novedades técnicas se completan con una puesta a punto optimizada del sistema de tracción integral Xdrive, mientras que las suspensiones, frenos y demás órganos mecánicos permanecen invariables.
A simple vista es difícil distinguir el futuro X5 del que todavía continúa comercializándose. Mirando con detalle el frontal se puede apreciar el rediseñado faldón, que incorpora entradas de aire laterales más grandes y lleva los faros antiniebla en una posición más centrada.
Por detrás, el paragolpes es ligeramente diferente y los pilotos disponen de luces de LED con una tonalidad distinta. En general, hay una cantidad superior de superficies que tienen el mismo color de la carrocería.
En cuanto a los nuevos motores, la gama estará compuesta por dos propulsores de gasolina y otros dos diésel. Un poco más adelante se ofrecerá también la versión deportiva M, con sus impresionantes 555 caballos de potencia. Por ahora, la mecánica superior será la del X5 xDrive50i, un V8 que sustituye al xDrive48i actual, sobre el que gana un 15% de potencia (407 CV) y un 26% de par máximo. Eso se traduce en una aceleración mucho más rápida, pues baja un segundo en la medición de 0 a 100 km/h, y todo ello con un consumo medio que apenas sube medio litro.
La otra opción de gasolina es el X5 xDrive35i de 306 CV, que reemplaza al 30i, a quien supera también en similares porcentajes de prestaciones pero, además, con un consumo y unas emisiones de CO2 sensiblemente más bajas.
La estrella entre los motores de gasóleo será el X5 xDrive40d, casualmente con esa misma potencia de 306 CV que da el propulsor «pequeño» de gasolina. En relación al 35d que todavía se vende hoy es sensiblemente más rápido, dispone de una mejor capacidad de recuperación a bajas revoluciones y, por si fuera poco, gasta casi un litro menos y reduce en un 10% las emisiones de CO2.
Con un pequeño desfase de unas semanas se comercializará la segunda variante diésel, que mantiene la denominación xDrive 30d pero que, gracias a los ajustes realizados, también aumenta de forma notable su eficiencia, con mejoras sustanciales en prestaciones y todavía más marcadas en el consumo.
Los cambios en el X5 se completan con la incorporación de diversos sistemas de ayuda al conductor que ya se ofrecen en otros productos de la gama BMW, como el sistema de advertencia de cambio de carril, las cámaras de visión lateral para facilitar maniobras, la cámara de marcha atrás con visión desde arriba para divisar posibles obstáculos, o el indicador de límite de velocidad, que capta las imágenes de ese tipo de señales y nos las proyecta bien sobre el parabrisas o en el cuadro de instrumentos. Los precios de la gama oscilan desde los 83.600 euros de la versión gasolina xDrive50i, hasta los 59.900 euros del modelo diésel xDrive30d.
